Mercamadrid presenta junto a la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos de Madrid (UPA Madrid) y la Asociación de Empresarios Mayoristas del Mercado Central de Frutas de Madrid (Asomafrut) una campaña de promoción de producto de proximidad, que refuerza su compromiso con la economía circular y pone en valor la labor de los agricultores y empresas mayoristas en la comercialización sostenible y eficiente de hortalizas y frutas, “de aquí y de ahora”.
A través del impulso del producto de proximidad, Mercamadrid da respuesta al creciente interés del consumidor por este tipo de alimentos, ya que según los últimos estudios publicados, a la hora de adquirir un producto además del precio, la decisión de compra se basa en cuestiones como el origen, o el impacto ambiental y social.
Para ello, Mercamadrid crea un distintivo que signifique y señalice aquellos puestos donde las empresas mayoristas comercializan de manera habitual producto de proximidad, facilitando así su localización para los clientes minoristas que quieran adquirirlos.
Además, se comunicará de manera habitual y a través de los diferentes canales y soportes de comunicación disponibles, los diferentes productos de proximidad comercializados y sus procedencias, según la temporada.
En Mercamadrid se comercializan al año 100.473.649 kg de productos de Madrid (año 2017) y zonas limítrofes, lo que le convierte en el mercado de referencia de productos de proximidad. Acelgas de Fuenlabrada; lechugas y pepinos de Villa del Prado; coles de Bruselas de Aranjuez; ajos y cebollas de Chinchón; setas de Guadalajara, o repollo de Recas, son algunos de los productos de proximidad que se comercializan cada día en la Unidad Alimentaria y que desde hoy, estarán señalizados.
Qué son “productos de proximidad” La distancia entre el punto de producción y comercialización no supera 100 kilómetros.Productos de temporada, garantía de calidad y con una relación calidad/precio equilibrada.Variedades autóctonas que requieren menor esfuerzo de conservación, pues se reducen notablemente los tiempos desde que se recolectan hasta su venta. Favorecen las economías locales y dinamizan la economía circular. Reducen la huella de carbono, derivada de la menor distancia a recorrer para su transporte. Poner en valor y dinamizar el sector agroalimentario de las variedades de hortalizas y frutas más tradicionales de nuestra gastronomía, favorecer la economía circular y social en las zonas próximas, y reducir el impacto medioambiental. |