Mercamadrid, capital de los mercados
La villa que fundó el emir Muhammad I en el año 852, cercana a los tres ríos Henares, Jarama y Manzanares, con el nombre de MaÙyrit o Magerit, lugar de la matriz o arroyo madre («Historia del nombre de Madrid», J.O. Asín), era un vergel con abundancia de huertas y frutales, y los primitivos zocos musulmanes estaban fuera de la al-mudayma, más o menos en la actual Puerta del Sol y en la Plaza de la Cebada, y un tercero correspondía a la calle Esparteros.
En todos los zocos árabes había un «zabazoque» o «señor del zoco», funcionario encargado del orden y buen funcionamiento del mercado y su función tenía un marcado carácter policiaco-económico-comercial: «Iiene que velar muy especialmente por la vigilancia de pesas, medidas y balanzas, fijación de precios, de prohibir el acaparamiento, etc.» («El señor del zoco en España: Estudio de la historia del mercado», P. Chalmeta).
Cuando en 1085 Alfonso VI conquistó Madrid, esta pasó a manos cristianas y se constituyó como un Concejo. En 1202 los fueros dictados por Alfonso VIII regulan todas las funciones que la sociedad urbana debía realizar, con abundantes referencias a la organización del mercado. Aparece la figura de «almotacén», cargo único nombrado por el Concejo y análogo al señor del zoco.
El desarrollo del mercado de la plaza del Arrabal (hoy Plaza Mayor) indujo a Enrique IV (1454-1475) a ordenar construir unos porches para proteger a los compradores y comerciantes; asimismo concedió a la villa un mercado franco semanal y dos ferias quincenales al año.
Madrid comienza a organizar el aprovisionamiento de los productos de primera necesidad como una ciudad organizada, el concejo establece la figura del asentador u obligado y saca a subasta la provisión de determinadas mercancías.
A finales del siglo XV existen en Madrid obligados de carne de vaca y de carnero, de cabritos, de pescado, de candelas y de agua, y aparece la expresión «red de pescado», que era el lugar donde obligatoriamente se debía vender el pescado.
En 1561 Felipe II fija la capital del reino en Madrid y esta villa, que mantenía cierto aspecto rural y alojaba entonces a 20.000 habitantes, con la capitalidad pasó en poco menos de 40 años a 100.000 habitantes.
La capitalidad supuso un esfuerzo en todos los aspectos sociales y, por supuesto, de abastecimiento, que dio como resultado una normativa y un control mucho más rigurosos. Se estableció la institución del Peso real, que sustituyó al Peso del Concejo, y desde 1716 se instaló en la planta baja de la Casa de la Panadería (Plaza Mayor).
En el siglo XVII los gremios más importantes de la capital fundaron una organización económica llamada los «Cinco Gremios Mayores» y el comercio de alimentación suponía un 40% de los productos vendidos en esa época; los Cinco Gremios extendieron su influencia a otros mercados peninsulares, por su localización geográfica y por su capacidad de compra-venta.
Un paso importante en la organización y control fue la Junta de Abastos, creada en 1753.
En 1834 un Real Decreto declaró libres los comercios al por menor, pagando los derechos establecidos y manteniendo la autoridad municipal el control de pesos y medidas y la calidad y buen estado de los alimentos («El abastecimiento de Madrid en el reinado de Isabel II», A. Fernández García). Se empezaron a construir Mercados cubiertos y cerrados por iniciativa de Mesoneros Romanos («Manual de Madrid», R. De Mesoneros Romanos).
Alfonso XII en 1875 inauguró dos mercados en la plaza de la Cebada (frutas y hortalizas) y en la plaza de los de Mostenses (caza y pesca y terneros, corderos, aves y huevos), respectivamente, siguiendo el modelo de Les Grandes Halles de París, y actuaban como mercados mixtos; en ellos se realizaban operaciones al por mayor y al por menor.
A finales del siglo XIX existían ya en Madrid tres mataderos y mercados de carne al por mayor en exclusiva: el Matadero general, en la puerta de Toledo, el del Cerrillo del Rastro, destinado a cerdos, y el Auxiliar de las Ventas.
En 1905 Alfonso XIII firmó un Real Decreto por el que se creaba una Comisión de Policía de Mercados, compuesta por el Alcalde y cuatro concejales, para elaborar el reglamento de mercados.
La ubicación de los mercados en funcionamiento en zonas urbanas y abigarradas de Madrid animó al Ayuntamiento a la creación, en 1924, de un matadero moderno en la dehesa de Arganzuela ,que siguió funcionando hasta 1996.
En 1935 (23 de abril) se inauguró el Mercado Central de Frutas y Hortalizas en la plaza de Legazpi, cuando la población de Madrid no llegaba al millón de habitantes, y en ese mismo mes (29 de abril de 1935) se inauguró el Mercado Central de Pescados de Puerta de Toledo, en el antiguo solar del matadero de la calle de Toledo.
El extraordinario crecimiento de Madrid durante los años sesenta hizo concebir a las autoridades la idea de la creación de unos nuevos mercados, con suficiente capacidad y modernidad, pensando más allá del siglo XX.
Tres motivos fundamentales arropaban esta idea: La falta de espacio físico necesario para el volumen de operaciones que imponía el censo de población y el área geográfica a la que debían suministrar; la carencia de instalaciones adecuadas para el tratamiento, manipulación y conservación de alimentos; y el emplazamiento, que ocasionaba perturbaciones en el tráfico urbano.
Se llevó a cabo el proyecto asociando al Ayuntamiento de Madrid con la Empresa Nacional MERCASA en una Empresa Mixta que se constituyó en 1973 con el nombre de Mercados Centrales de Abastecimiento de Madrid, S.A. (Mercamadrid), comenzando una gran actividad para urbanizar y realizar las obras necesarias para inaugurar los nuevos Mercados y el resto de infraestructuras de la Unidad Alimentaria.
El 30 de noviembre de 1982 se inauguró el Mercado Central de Pescados y el 1 de febrero de 1983 el Mercado Central de Frutas y Hortalizas, dentro del recinto de la nueva Unidad Alimentaria Mercamadrid.
En los años sucesivos, nuevas inauguraciones e incorporaciones se han llevado a cabo según las necesidades que el propio mercado ha planteado. Así, en 1986 se inauguró la Nave de Plátanos, en 1987 la Nave de Polivalencia; nuevos pabellones auxiliares de los mercados se ponen en marcha en años sucesivos, en 1990 un frigorífico general comienza su actividad y en 1996 un nuevo Centro Cárnico comienza a forjarse para inaugurarse en 1.999, respondiendo a los nuevos retos que exige la actual distribución alimentaria.
Mercamadrid es hoy una realidad profesional en la búsqueda de la eficacia y perfeccionamiento de los servicios que presta a usuarios y clientes y una empresa con el objetivo permanente de crear mercado.
El apoyo y confianza de todos los que aquí trabajan y de todos los que nos visitan y nos tienen como referencia han convertido a Mercamadrid en la capital de los mercados.